El transcurrir del tiempo es in-negociable e irremediable ante cualquier elemento ya sea perecedero o imperecedero, de eso no hay duda.
El viejo dolmen de Ibirque es la excepción a la regla. Resulta fascinante como parece que el transcurrir del tiempo es cosa suya.
Si no supiéramos de su existencia o datación cualquiera diría que fue ayer cuando su constructor acabo de asentarlo sobre este cerro. Una bonita joya de arte funerario que espera y a esperara la visita del siguiente caminante...
Utimos rayos de sol bañan las losas milenarias de "la caseta de las bruxas"... |